¿Conoces la ley de la atracción? Esa de que los pensamientos que tenemos, conscientes e inconscientes, son energía que devolverán una energía similar y luego eso aparecerá en tu vida…
¿Qué te parece? No es de mi estilo, ya sabes que me gusta aplicar la ciencia al coaching, por eso te voy a hablar de su explicación cerebral, no son energías… ¡es ciencia!
La culpa la tiene el Sistema de Activación Reticular o SAR, un grupo de neuronas que se encuentran entre el tallo encefálico y la médula espinal.
El SAR tiene la función de ser el filtro a través del que pasa la información que percibimos conscientemente del mundo. Hay tanta información fuera, que si captáramos toda… ¡nos explotaría la cabeza! No literalmente… pero si que nos veríamos abrumados y sin poder actuar.
Por eso, filtra la que de verdad es importante para nosotros. En función de las directrices, conscientes e inconscientes, que tú le has dado, pondrá foco en aquello que es importante.
Te cuento una anécdota, hace unos meses fui a Tenerife y alquilé un coche, era de color naranja super llamativo y pensé “vaya color me han dado… así al menos no lo pierdo”. Para mí era poco usual, nunca me había fijado en ese color, pues desde de cogí las llaves… ¡veía coches naranjas por todos lados!
¿No te suena? De pronto pones atención en algo y lo ves constantemente. Los coches naranjas habían estado ahí siempre, solo que hasta entonces no era importante para mí. Es la magia del SAR.
Se habla de Ley de la atracción, de que en lo que enfocas tu mente, crece en tu vida… pero es porque TÚ le has dado esas instrucciones al SAR. En cierto modo, estás creando la realidad en la que vives, resaltando unas cosas y omitiendo otras.
Cuando te marcas una meta, ya empiezas a acercarte a ella, porque vas a filtrar la información que se relacionada. Cuanto más definido, mayor será la precisión con la funcionará.
Prueba a marcarte una meta clara, específica y repítela… escríbela para verla todos los días y ya verás como la “ley de la atracción” empieza a funcionar.